Se llama Gaby, sus pasos por las
calles son rápidos y su mirada conserva ciertos toques cristalinos de un pasado
que no es remoto, pero tampoco es cercano. Los pasados tienen la distancia que
nosotros queremos, muy corta para una parte de la memoria y siempre larga en el
cuerpo cuando éste tiene los hombros más débiles.
El banco está gris por la lluvia
y el viento, ese viento que un día fue cierzo y hoy es pasado y duda, las manos
se entrelazan y se separan como el éxito lo hace a capricho con casi todas las
cosas. Hay un tímido rayo de una luz artificial que incide en su cara, es la
farola próxima es como el foco pasado: sus palabras no están exentas de
razonamientos precisos, de pasados vividos y de sueños truncados
-.¿Sabes? Yo fui un tú, yo tuve
también esa mirada, ese pecho y esa boca, yo desafiaba al cierzo y quería
¡joder como quería! Y entonces podía y quise
Miró de nuevo al suelo, el era,
sí, claro que fue. Su nombre era Gaby su Zaragoza era otra, más sombría mas
llena de preguntas sin respuestas, de futuros entre la filosofía rural y las
medias tintas, Gaby era hijo y nieto de militar como diría años después Víctor
Manuel, era alto, era rubio era cristalino en la mirada, era actor, quería ser
actor, era maño pero quería ser actor y andaba despistado entre lo propio y lo
que tenía que venir.
-. Yo me fui a Madrid y sabía que
me tocaba coger la lanza, llevar la lanza, si ya se. ¡que si patatin que si patatan! Pero cogía la lanza y espera mi
oportunidad, tenía paciencia, tenia tus ojos y tu mirada y dominaba el cierzo.
Se enciende un cigarro, un medio
cigarro, se organiza el cuello del chaquetón raido, se llama Gaby y tiene 49
años, apostó por Ionesco y perdió, apostó por el cine y perdió, apostó por
Sergio y perdió también, pero entre caladas repite con orgullo “yo fui un tú”,
en su cabeza bulle la movida, y aquel Madrid, también su padre ese
impresentable de uniforme chusquero, un parasito que a fuerza de cantar el “cara
el sol” se forjo un sueldo para siempre y una vivienda militar gracias una
eternidad de adoración al movimiento nacional.
-. Yo pude trabajar por Almodóvar
pero entonces Sergio me dejó, entonces lo vi todo negro, yo representé Las
Sillas y aporté muchas cosas, pensé y escribí mucho y gustaba lo que hacía,
porque yo tenía esa mirada “yo fui un tú”
Sopla el viento, sopla con escarnio
porque es un viento torturador de esos que no tienen la piedad para con nadie.
Un silencio le hace fijar la mirada en los anuncios de la valla de enfrente, un
recuerdo de esa escuela de teatro, de esa Zaragoza que no volverá de esa lanza
que no deja de repetir, de ese círculo de amigos adolescentes que le ahogaban y
de ese soldado raso de Bilbao que con 17 años y en secreto le hizo pensar que
la vida tenía más de rosa y verde que de gris y negro.
-. Si quieres te puede hacer
feliz esta noche, yo fui un tú y además seguro que si me miras a los ojos te
gusta lo que digo.
-. No, no me gusta lo que dices,
lo que dices es vacío y tú estás lleno
-. Deja de darme lecciones de
niño sabio, tú no quieras saber más que yo, yo ya llevé la lanza y no me vengas
con filosofías de diseño y que si ¡patatin
que si patatan!
-. Tú problema es que te gusta
ser un maricón de mierda, te gusta ahogarte en el llanto mientras te comes un
rabo y no me das ninguna pena.
-. Tú estás deseando que te de lo
tuyo
-. Tu no das ni miedo, y escucha
de una puta vez Gaby, solo te lo diré una vez ¡deja de dar pena! y de poner el
culo y saca toda esa mierda que llevas dentro, vomita todo lo que cuentas entre
lamentos, tu puta vida en las viviendas militares de los enlaces.
-. Yo fui un tú!!!!
-. Tú fuiste y ahora tienes que
ser, ahora tienes que contarnos todo, tienes que mandar a tomar por culo a
Ionesco a tu padre y Sergio
Cierra los ojos se le escapa un
lágrima, el viento arrecia, tiene las manos blanquecinas por el frío, los
recuerdos ya no le dan miedo, su mirada se torna cercana su piel reluce por el
frío y Zaragoza ya no es lo que fue ahora es una quimera lejana en la piel y en
los pensamientos, la puta lanza ya no importa, hay que ponerse manos a la obra,
contarlo todo contar lo que un día fue y lo que será aunque esa novela está por
escribir, tiene unos ojos preciosos y mucho frio en el alma.
-. Vamos a cenar Gaby
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