domingo, 6 de abril de 2014

Yo fui un tú

Se llama Gaby, sus pasos por las calles son rápidos y su mirada conserva ciertos toques cristalinos de un pasado que no es remoto, pero tampoco es cercano. Los pasados tienen la distancia que nosotros queremos, muy corta para una parte de la memoria y siempre larga en el cuerpo cuando éste tiene los hombros más débiles.

El banco está gris por la lluvia y el viento, ese viento que un día fue cierzo y hoy es pasado y duda, las manos se entrelazan y se separan como el éxito lo hace a capricho con casi todas las cosas. Hay un tímido rayo de una luz artificial que incide en su cara, es la farola próxima es como el foco pasado: sus palabras no están exentas de razonamientos precisos, de pasados vividos y de sueños truncados

-.¿Sabes? Yo fui un tú, yo tuve también esa mirada, ese pecho y esa boca, yo desafiaba al cierzo y quería ¡joder como quería! Y entonces podía y quise

Miró de nuevo al suelo, el era, sí, claro que fue. Su nombre era Gaby su Zaragoza era otra, más sombría mas llena de preguntas sin respuestas, de futuros entre la filosofía rural y las medias tintas, Gaby era hijo y nieto de militar como diría años después Víctor Manuel, era alto, era rubio era cristalino en la mirada, era actor, quería ser actor, era maño pero quería ser actor y andaba despistado entre lo propio y lo que tenía que venir.

-. Yo me fui a Madrid y sabía que me tocaba coger la lanza, llevar la lanza, si ya se. ¡que si patatin que si patatan! Pero cogía la lanza y espera mi oportunidad, tenía paciencia, tenia tus ojos y tu mirada y dominaba el cierzo.

Se enciende un cigarro, un medio cigarro, se organiza el cuello del chaquetón raido, se llama Gaby y tiene 49 años, apostó por Ionesco y perdió, apostó por el cine y perdió, apostó por Sergio y perdió también, pero entre caladas repite con orgullo “yo fui un tú”, en su cabeza bulle la movida, y aquel Madrid, también su padre ese impresentable de uniforme chusquero, un parasito que a fuerza de cantar el “cara el sol” se forjo un sueldo para siempre y una vivienda militar gracias una eternidad de adoración al movimiento nacional.

-. Yo pude trabajar por Almodóvar pero entonces Sergio me dejó, entonces lo vi todo negro, yo representé Las Sillas y aporté muchas cosas, pensé y escribí mucho y gustaba lo que hacía, porque yo tenía esa mirada “yo fui un tú”

Sopla el viento, sopla con escarnio porque es un viento torturador de esos que no tienen la piedad para con nadie. Un silencio le hace fijar la mirada en los anuncios de la valla de enfrente, un recuerdo de esa escuela de teatro, de esa Zaragoza que no volverá de esa lanza que no deja de repetir, de ese círculo de amigos adolescentes que le ahogaban y de ese soldado raso de Bilbao que con 17 años y en secreto le hizo pensar que la vida tenía más de rosa y verde que de gris y negro.

-. Si quieres te puede hacer feliz esta noche, yo fui un tú y además seguro que si me miras a los ojos te gusta lo que digo.

-. No, no me gusta lo que dices, lo que dices es vacío y tú estás lleno

-. Deja de darme lecciones de niño sabio, tú no quieras saber más que yo, yo ya llevé la lanza y no me vengas con filosofías de diseño y que si ¡patatin que si patatan!

-. Tú problema es que te gusta ser un maricón de mierda, te gusta ahogarte en el llanto mientras te comes un rabo y no me das ninguna pena.

-. Tú estás deseando que te de lo tuyo

-. Tu no das ni miedo, y escucha de una puta vez Gaby, solo te lo diré una vez ¡deja de dar pena! y de poner el culo y saca toda esa mierda que llevas dentro, vomita todo lo que cuentas entre lamentos, tu puta vida en las viviendas militares de los enlaces.

-. Yo fui un tú!!!!

-. Tú fuiste y ahora tienes que ser, ahora tienes que contarnos todo, tienes que mandar a tomar por culo a Ionesco a tu padre y Sergio

Cierra los ojos se le escapa un lágrima, el viento arrecia, tiene las manos blanquecinas por el frío, los recuerdos ya no le dan miedo, su mirada se torna cercana su piel reluce por el frío y Zaragoza ya no es lo que fue ahora es una quimera lejana en la piel y en los pensamientos, la puta lanza ya no importa, hay que ponerse manos a la obra, contarlo todo contar lo que un día fue y lo que será aunque esa novela está por escribir, tiene unos ojos preciosos y mucho frio en el alma.

-. Vamos a cenar Gaby

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