Han sido años en el que el
repertorio musical que me has enviado para justificar lo injustificable, ha ido
de Berna a Bratislava y de pascuas a ramos. Pero como todo tiene su principio y
claro está por ésta misma razón su final, tú última aparición con una canción
de olvidos y de “por eso aún estoy en el
lugar de siempre” lejos de hacerme comprensible esta absurda situación me ha
parecido que no se puede ser ni tan histérica ni tan agobiante ni una ni otra
ni las dos a la vez.
En mis 23 años (escritos con
número) creo que has sido el mayor error de mi vida con diferencia, y esta
diferencia viene marcada por apariciones estelares, por correos pastosos y
llenos de inquina por una parte y de una dudosa por no decir fea utilización de
adjetivos que van del fuego al hielo y del cielo al infierno. Creo que el
infierno es un sitio donde no coincidiremos porque tenemos ideas muy
distintas del principado de las tinieblas, como tenemos ideas muy distintas de la música del arte
de la vida en tono global, eso durante mucho tiempo fue algo que resultaba
agradable -bello incluso- hasta que la diferencia se convierte en obsesión y
decides trashumar de la relación de “Colegas” a la obsesión desmesurada por
tener a tu lado el mejor de los trofeos.
Me resulta cómico, que pudiendo
elegir a Mana, me aparezcas con una cantante cubana que desconocía, pero
gracias a la red y a que uno no pierde su capacidad de curiosidad no he tardado
en saber vida y milagros de la cantante y su obra, y he de decir, que mejor esta
elección que cosas como Ángela Carrasco y Camilo Sesto con los que me has
relatado tus momentos de culebrón venezolano y tus estados multiplex de
desolación al más puro estilo prensa rosa.
Ya te decía yo que la música me
la dejarás a mí y no te embarcaras en cruceros en los que te mareas, ahí debe
estar el nudo gordiano de la cuestión, que no aguantas que no se acepte tu
propuesta de crucero en la vida y tengo que decirte, que la vida es tan
detestablemente corta que lo verdaderamente sublime es encontrar la persona
adecuada para hacer un crucero donde las tormentas son intensas y traicioneras.
Espero que tras resolver los
lienzos pendientes; en el inmenso almacén de los sueños y las nubes de algodón
se quede un pasado que has pretendido estirar hasta el presente, y sobre todo,
has querido hacer presente y futuro y los imposibles de alto calaje te vienen
un tanto grandes.
La mayoría de las veces eres la
invitación a la senda del olvido y esa es la que quiero recorrer, sin más
necesidades como dice el maestro Borges “Yo no hablo de venganzas ni perdones,
el olvido es la única venganza y el único perdón”. Me permito elegir a la misma
distinguida cantante cubana para decirte con tranquilidad y ante un cielo
parisino plomizo y frío un adiós sin más.