martes, 15 de abril de 2014

SENTIRES




El Vampiro miró como cada noche la luna, llena plena de luz, cegadora incluso con aromas de Sena, alargó su mano hacia ella, intento el reflejo imposible en aguas imposibles; porque el Sena es el gran río pero otro gran río, carece de ese protocolo de sueños camino de un mar, de la otra ciudad de la gran catedral donde Andréu sigue tocando el clarinete mirando al lienzo multicolor del Delta.

Han pasado tres años desde que el Vampiro crece en este escenario, de melancolía y café cargado, de deporte mañanero, de primeras luces y de aroma de estaciones, París huele diferente en cada una –como todas- pero son aromas de letra, de acorde y de ese pathos que se forja a golpe de reflejo. La dama ¿ Quien no la recuerda? sus gasas, con botas de cuero y sobre todo esa sombrilla delicada casi romántica, la dama es omnipresente, aparece en cada rincón desde la Rue de Cléry hasta les Gobelins; siempre esa mueca que te recuerda que ella todo lo sabe todo lo escucha todo lo atisba.

La primavera llega y el Vampiro languidece ante la luz entre tulipanes y camelias, entre jazmines y rosas de cierto diseño; la vida es un centro de mesa florido con escasos toques de gourmet, la vida es un tren que con el paso de la tecnología añora seguir siendo de carbón. La vida es lujo y amantes, es lucha y desazón, y también es Blasa con sus 93 años sentada en la calle al sol de medio día en Añiñon, viendo al astro rey mecer sus arrugas, iluminar su gesto y alimentarnos con su contemplación.

La noche y el día en ocasiones tienen la condición de paisaje idílico, de rumor de sonidos, de partitura cambiante con notas imposibles, me siento en la torre de la Seo, desde allí veo el gran río, veo a los que fueron y los que serán, veo a mi niño grande con sus sonrisas y sus emociones  y con su corazón arropándome, con su bondad universal y sus sueños que son tan imposibles como  los míos pero la diferencia es su inmortalidad, porque cuanto más se mata la bondad más reverdece por eso siempre gana la batalla decisiva.

Un vampiro es un ser de tiniebla y  esa tiniebla tiene los claros del amor confesado y los oscuros de aquello que se controla y domina, por eso lo vampírico tiene tanto de liderazgo de enseñanza de refinamiento y orden, por eso la necesidad de alinear los planetas a mi antojo de no desfallecer con aquellas almas que me entregan su voluntad para que yo la organice, para que yo trace los planes. Las estrategias están en marcha y  lo trazado se hace para que el resultado obtenido colme mi satisfacción.

La vida se percibe cual rueda de la fortuna de Carmina Burana, arriba y abajo, dentro y fuera, ser o no ser. Ahora toca seguir siendo Vampiro toca decidir vuestro futuro y la suerte ya está echada miro el gran río y he decidido vuestro inmediato momento, así son mis pactos, tendrás lo que el deseo y la pasión te hace añorar pero a cambio me entregaras su ser, de hecho ya me lo has entregado, de hecho el ser quiere entregarse lo necesita, busca ese cariño esa pasión que nunca nadie le ha enseñado que nadie supo enseñarle por que la preparación de la vida es una tarea sin libros, sin archivos, sin saberes de casi nada.

Ahora París es el centro donde las órdenes se transmiten, solo queda cumplirlas y no es posible incumplirlas. Tendrás lo que deseas pero ese hijo que has mecido desde tu silencio, tu sombra y cierta falta de conocimiento será para el vampiro porque tu ya me has entregado tu alma y él quiere entregarse necesita entregarse empieza a soñar con esa entrega a sabiendas que no hay marcha atrás, su excitación es máxima y la tuya irreversible. Allea iacta est.

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