El Vampiro miró como cada noche
la luna, llena plena de luz, cegadora incluso con aromas de Sena, alargó su
mano hacia ella, intento el reflejo imposible en aguas imposibles; porque el
Sena es el gran río pero otro gran río, carece de ese protocolo de sueños camino
de un mar, de la otra ciudad de la gran catedral donde Andréu sigue tocando el
clarinete mirando al lienzo multicolor del Delta.
Han pasado tres años desde que el
Vampiro crece en este escenario, de melancolía y café cargado, de deporte
mañanero, de primeras luces y de aroma de estaciones, París huele diferente en
cada una –como todas- pero son aromas de letra, de acorde y de ese pathos que
se forja a golpe de reflejo. La dama ¿ Quien no la recuerda? sus gasas, con
botas de cuero y sobre todo esa sombrilla delicada casi romántica, la dama es
omnipresente, aparece en cada rincón desde la Rue de Cléry hasta les Gobelins; siempre
esa mueca que te recuerda que ella todo lo sabe todo lo escucha todo lo atisba.
La primavera llega y el Vampiro
languidece ante la luz entre tulipanes y camelias, entre jazmines y rosas de
cierto diseño; la vida es un centro de mesa florido con escasos toques de
gourmet, la vida es un tren que con el paso de la tecnología añora seguir
siendo de carbón. La vida es lujo y amantes, es lucha y desazón, y también es
Blasa con sus 93 años sentada en la calle al sol de medio día en Añiñon, viendo
al astro rey mecer sus arrugas, iluminar su gesto y alimentarnos con su
contemplación.
La noche y el día en ocasiones
tienen la condición de paisaje idílico, de rumor de sonidos, de partitura
cambiante con notas imposibles, me siento en la torre de la Seo, desde allí veo
el gran río, veo a los que fueron y los que serán, veo a mi niño grande con sus sonrisas y sus emociones y con su corazón arropándome, con su
bondad universal y sus sueños que son tan imposibles como los míos pero la diferencia es su
inmortalidad, porque cuanto más se mata la bondad más reverdece por eso siempre
gana la batalla decisiva.
Un vampiro es un ser de tiniebla
y esa tiniebla tiene los claros del amor
confesado y los oscuros de aquello que se controla y domina, por eso lo vampírico
tiene tanto de liderazgo de enseñanza de refinamiento y orden, por eso la
necesidad de alinear los planetas a mi antojo de no desfallecer con aquellas
almas que me entregan su voluntad para que yo la organice, para que yo trace
los planes. Las estrategias están en marcha y
lo trazado se hace para que el resultado obtenido colme mi satisfacción.
La vida se percibe cual rueda de
la fortuna de Carmina Burana, arriba y abajo, dentro y fuera, ser o no ser.
Ahora toca seguir siendo Vampiro toca decidir vuestro futuro y la suerte ya
está echada miro el gran río y he decidido vuestro inmediato momento, así son
mis pactos, tendrás lo que el deseo y la pasión te hace añorar pero a cambio me
entregaras su ser, de hecho ya me lo has entregado, de hecho el ser quiere
entregarse lo necesita, busca ese cariño esa pasión que nunca nadie le ha
enseñado que nadie supo enseñarle por que la preparación de la vida es una
tarea sin libros, sin archivos, sin saberes de casi nada.
Ahora París es el centro donde
las órdenes se transmiten, solo queda cumplirlas y no es posible incumplirlas.
Tendrás lo que deseas pero ese hijo que has mecido desde tu silencio, tu sombra
y cierta falta de conocimiento será para el vampiro porque tu ya me has
entregado tu alma y él quiere entregarse necesita entregarse empieza a soñar
con esa entrega a sabiendas que no hay marcha atrás, su excitación es máxima y
la tuya irreversible. Allea iacta est.
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