Eso de Nochebuena y Nochevieja y
Navidad y Año nuevo y lo de…….. saca la bota María que me voy a emborrachar,
debo confesar que de pequeñico me hacía mucha gracia, por una lado como no
tenía excesivo sentido del tiempo que transcurría de una a otra le encontraba
cierto encanto, por otro lado ir al Eco-Dagesa (Así se llamaba el supermercado
al que iba mi madre, luego aquello acabó siendo Sabeco y ahora hay un
Restaurante Chino) pleno de estantes con turrones y esas cosas pues también me
hacía gracia, porque yo nunca he sido de Corte Inglés y eso que lo tenía al
lado de casa y quedaba como buen zaragozano residente con mis amigos en sus
puerta -no me gustaba- es más, era un martirio, yo cansado con dolor de
pies, con mi madre hablando
interminablemente con el dependiente/a que le explicaba con todo detalle el
abrigo, pantalón, cazadora o bolso de turno, con ganas de irme a casa; de hecho
aquello se convirtió en un truco, cuando no querían que fuera con ellos decían
la palabra mágica “Nos vamos al Corte Inglés” y en ese momento yo decía un no
claro y rotundo acompañado de ostentosos giros negativos de cabeza.
Vale que no me mola el dulce, eso
también es cierto no como mi hermano mayor, que devora las pastillas de turrón
de yema tostada, el de Muñoz claro, que en esa casa no entra cualquier turrón,
eso me recuerda que mi hermano todavía le debe un regalo a alguien que hace un
tiempo le regaló una pastilla de turrón. Pero eso es otra historia.
Luego las campanadas las uvas y
directamente el cumpleaños feliz y así, un año y otro año, al final de todo,
beber y comer, mucho estar poco hablar y eso ya llevo años comentándolo bueno
predicar deja huella aunque el predicador esté como un cencerro. Cuando he
empezado este escrito la intención del subconsciente era la de poner a parir a
alguien estoy seguro, pero conforme avanzan las líneas no encuentro motivos
para poner a caer de un burro a ningún mortal ni ser celestial, será que todo
cambia como dije hace un tiempo, el sol sale todos los días y los brillos son
distintos cada día, unas más otras menos y el famosos asunto del cristal con
que se mira.
En el fondo el sol afecta a los
vampiros, y por eso hablar de sol es un riesgo, no tanto la clave de sol, esa
es como un alimento uno más de un festín interminable por fortuna. Pero el
Vampiro languidece, no sabemos cuánto tiempo durará ni qué futuro le deparara
cuantas cosas tendrá que decir o callar, cuanto música queda pendiente de
saborear en el festín de las notal la bacanal de compases y acordes, claro que
donde haya un atril y una partitura allí habrá un excelente conjunto de notas y
a fin de cuentas eso es en cierta medida el festín referido en estos párrafos.
El 31 será otra noche de fin, más
que de comienzo, por esa rotundidad que tantas veces comento “hacerse mayor es
una puta mierda” por lo menos en los casos de los que soy espectador especial,
aunque el que viene será el año de la mayoría de edad de mi bicho favorito y en
unos días los dos personajes cumplen un año, aunque 2013 también prometía y ha
dado zarpazos durísimos, pero esos los vamos ganando con el tesón que
caracteriza a los buenos luchadores en este caso luchadora.