sábado, 28 de abril de 2012

La leyenda del violín de Oro ( II )




Cuando Istán de Terriente llegó a su taller, comenzó presto la fundición del oro, el crisol al contacto con la seca leña de carrasca, comenzó lentamente a fundir el oro, ayudado por una larga tenaza fue depositando el ardiente oro liquido en las cejas de tierra que había construido para laminar. Primero la delicada caja de resonancia, con el grosor calculado con minuciosidad para envolver macerar y expandir las notas. De inmediato Instan volvió a verter oro fundido en esta ocasión en el negativo dedicado a la voluta y el mástil  del violín, el peso justo para que armonía y orden sean equilibrados. Rompía el amanecer e Istán de Terriente tenía ya confeccionadas las clavijas y el diapasón. 


Al caer esa misma tarde, la trasera y la tapa armónica estaban listas para su ensamblaje, al igual que la graciosa ceja superior, con entusiasmo pulió las escotaduras y cinceló con esmero el filete perimetral. Las estrellas lucían en lo más alto cuando el hacedor de música ensamblo las piezas, ajusto las escotaduras del violín con destreza había cincelado una fina “alma de plata” en el interior para ajustar la tapa superior, pulió los oídos, esos graciosos agujeros en forma de f, a los que biseló con especial maestría.

La última mañana, antes de su macabra cita, subió a ver a su amada hija, que no avanzaba en esa lastimosa enfermedad, durante algunos instantes la contemplo con la serenidad de quien se sabe ante el sacrificio máximo, dos saladas recorrieron sus mejillas fruto de la melancolía, pero era tanto el amor que Istán de Terriente tenía por su hija, que cualquier sacrificio merecía la pena, incluso la condenación eterna en los infiernos del Demonio. Después bajó a su taller y ensamblo las últimas piezas, la tastiera o diapasón, el cordal y la mentonera, donde el príncipe de las tinieblas debía apoyar su terrible rostro para tocar el violín de oro.

Una vez tuvo todos los elementos colocados solo restaba insertar las cuerdas bien cogidas en el cordal y reguladas por el microafinador. Del zurrón con sumo cuidado sacó las cuerdas de rayo de luna, y la anudo a las clavijas y al cordal, con sumo cuidado, colocó el puente, que había elaborado en aromática madera de sabina, de una fineza y exquisitez impresionante.

El hacedor de Música cerró por unos instantes los ojos, recordó al joven de rubios cabellos de su ensoñación en el manantial, calculó que tendría no más de 16 años y llegó a la conclusión de que se trataba de un Ángel.

Rompía el Alba la mañana del diez de agosto, día de San Lorién, el violín estaba terminado esa misma noche a las doce, cuando el undécimo día de agosto fuera real, sería la cita entre Istán de Terriente y el príncipe de las tinieblas. El hacedor de instrumentos de música volvió a la habitación de su hija, estaba tumbada mientras un tibio aire de pino y enebro, penetraba por la entreabierta ventana, de las sábanas se desprendía una fragancia intensa a tomillo y agua clara, acarició el rostro de la muchacha está abrió los ojos y con dulzura agradeció las atenciones de su padre.

-Tengo que irme mi dulce niña

Cuando el sol comenzaba su descenso entro los pinares del norte, Istán de Terriente, comenzó el recorrido que le llevaría a su macabra cita, bordeo la senda del Molino de las Pisadas en dirección a Frías y de allí bordeando el Arroyo de Calomarde, desembocó en la plana del Villar, en cuyo centro se encontraba el inmenso talón de la roca de Menzio. Esta era una gran mole de piedra blanca y gris cincelada por siglos de cierzo y nieve, algunos pastores trashumantes encontraban allí refugio para su ganado cuando comenzaban el viaje hacía las zonas de fresco pasto. El hacedor de instrumentos de música miró con asombro la mole, cuando la noche anunciaba por el este su llegada aún tímida.

Las dudas asaltaron a Istán de Terriente ¿Y si la ensoñación era una tetra del Diablo? Le angustiaba la idea, por otro parte, otro pensamiento le aterraba, la posibilidad de que Satán se diera cuenta del engaño antes de tener en sus manos el instrumento, entonces no solo él se condenaría, también su amada hija cuya enfermedad permanecería consumiéndola.

Entendió que una vez colocadas las cuerdas de rayo de luna no había vuelta atrás, reflexionó sobre cómo debía colocarse para darle a Satán el violín y pensó que lo mejor era de espaldas a la roca puesto que allí la oscuridad era más intensa, a pesar de que al maligno le acompañaba una luz grisácea en todas sus salidas.

Por la cabeza de Istán de Terriente volvió a pasar nítida la imagen de su hija, entre las sábanas de algodón almidonadas, recordó por unos instantes porqué había pedido la intercesión del príncipe de las tinieblas para curar a su hija, toda una vida haciendo instrumentos para glorificar al Señor sin que los cielos intercedieran cuando su hija cayó enferma de tanta gravedad, incluso había sido recriminado severamente por el Obispo de Albarracín por lo que la curia consideraba excesivo precio en la reparación del órgano de la Catedral, también recordó como los curas de su pueblo murmuraban por permanecer viudo desde el nacimiento de su hija.

Pensamientos mientras la noche caía en la plana del Villar, con Istán de Terriente situado frente al gran talón de piedra. Y de repente Istántranquilidad.

Cuando la tenue luz de la estrella polar acariciaba la noche, apareció Satanás, su áurea grisácea le acompañaba, venía solo, en su mano derecha un arco, de bruñido oro, pero lejos de un aspecto monstruoso, el diablo se había presentado con patillas largas y pelo cetrino peinado hacia atrás, se detuvo con autoridad ante un Istán que permanecía sentado, le miró y le hablo con una voz atenorada.

-Hacedor de instrumentos de música ¿Has cumplido el trato?

-He cumplido el trato

-Entrega pues el violín de oro a su legítimo dueño.

El hacedor de instrumentos de música se incorporó, contempló al Maligno, la luz grisácea que irradiaba era más intensa, por un instante Istán de Terriente miró al Diablo como si de un instrumento de música se tratara, intentó descifrar su apariencia como si de sus piezas se compusiera, como si el rostro las manos el pelo y la cara fueran un perfecto ensamblaje que diera como resultado la pieza acabada. Miró esas manos que percibía vistas no ha mucho tiempo, el pelo casi lacio y las patillas largas y en ese instante, en ese momento de una noche de pactos del mal Istán de Terriente ensamblo el instrumento que percibía en Satanás. Con desafío miró al príncipe tenebroso y le hablo con rotundidad

-Hacer con vos un pacto es condenarse por el resultado y por el camino que dicho pacto obliga a recorrer. Pues vos obtendréis mi alma, y el violín que yo he construido, por salvar la vida de mi amada hija, sin que yo pueda comprobar si esa parte del trato que corresponde a vos, se ha cumplido.

El Diablo se vio sorprendido por la aseveración y rotundidad del hacedor de instrumentos de música intentaba articular palabra pero de nuevo el serrano se adelantó acercándose al él.

-Curiosamente, hoy aparecéis con muda de caballero, lo mismo que en el pasado os vestisteis de Obispo para negarme lo que me correspondía por mi quehacer, lo mismo que cuando me llegan vuestros murmullos con sotana y lo mismo que sois capaz de suplantara mi maestro y conducirme al manantial que hará dúctil el oro, y en ensoñación hacerme ver que todavía estoy ha tiempo, de cumplir con mi parte del trato.

-¡Dame el violín hacedor o te conduciré al infierno conmigo en este instante!

-Si hoy no hay luna llena tampoco la pudo haber en el manantial, he cortado mucha madera en esta sierra como para no saber que luna reina en cada cielo de mi tierra.

El diablo se impacientaba, miraba fijamente al hacedor de instrumentos de música, como este henchido de orgullo, le desafiaba.

-Demasiado tarde Istán de Terriente, el violín ya está hecho, y yo batiré sus cuerdas para que el mal gobierne con “mayoría absoluta” la tierra. El violín ha sido concebido para hacer mal y no podrás evitarlo.

-¿Quien dice que quiera evitarlo? Como vos decís haré que el violín haga mal.

En ese instante, Istán de Terriente se quedó a un escaso metro del Diablo, con su mano derecha sujetaba el violín por el mástil oculto en su espalda,  dobló el brazo de repente la luz grisácea que irradiaba el Demonio reflejaba en el maravilloso violín de oro, el príncipe de las tinieblas lo contempló con codicia……. En ese instante con una fuerza ahorrada en jornadas de fatiga, Istán de Teriente ¡Impactó! entre carcajadas el violín en la cabeza del diablo, el estruendo se escuchó con amplitud en toda la sierra, los gritos del diablo sembraron el terror entre los pastores que a varias leguas custodiaban sus rebaños. Satanás hincó las dos rodillas en tierra mientras Istar de Terriente concluía.

-Recordad que si voy al infierno, me llevaré el violín para volver a abriros la cabeza.

Satanás huyó dolorido perdiéndose en la noche, el violín de oro había tocado al Demonio, por tanto la hija del hacedor de instrumentos de música sanó esa misma noche, Istán nada más llegar al pueblo con el violín de oro, se fue a la casa de los curas murmuradores a los que insertó sendos golpes con el instrumento en sus cabezas y luego le prendió fuego a la casa.

Al día siguiente con su hija y todas sus pertenencias, abandonó el pueblo rumbo al norte de la sierra, donde nace el río largo, sin que nada más se supiera le hacedor de instrumentos de música.”

Y de todos estos hechos doy relato yo Guillén de Griegos, quien pastoreaba la plana del Villar a la edad de diecinueve años y desde hace cuarenta soy monje en este monasterio al oeste del Vallecillo”.

 

El caminante en ese momento comprendió que nunca encontraría el violín de oro, probablemente Istán de Terriente lo fundiera para sufragar su nueva vida, o tal vez se lo llevó a infierno para darle con él en la cabeza de nuevo a Satanás, la gente de esta sierra es así de tenaz.





domingo, 15 de abril de 2012

La leyenda del violín de Oro ( I )



Había caminado incansablemente todo un año, por las montañas de la sierra, recorrido todas las sendas que los mapas encontrados en aquel viejo monasterio le dictaban. En sus plateadas sienes aún retumbaba aquella tarde de marzo cuando abrió aquel extraño cofre de latón y leyó aquel paradigmático pergamino.

“Yo Guillen de Griegos, presencié como aquella noche negra Istán de Terriente, sucumbió a los designios del maligno, quien con sus malas artes, llevó el alma del hacedor de Instrumentos de Música a los negros laberintos del fuego eterno. Pues Istán tenía hija de catorce años enferma por tiempo, y pidió la intercesión del maligno para su cura, este accedió pero el diablo nunca hace favores y duro fue en sus exigencias por salvar la vida de la amada hija del serrano

El maligno sacó de su entraña vil doscientas onzas de oro, con las que Istán debería construir un violín de oro, de un saco azul de oscura noche, Satán le entregó cuatro serpientes que al contacto con la noche se convirtieron en cuerdas con las que el hacedor debería dotar al violín. El maligno leyó las condiciones del pacto. Confeccionado el violín y una vez depositado en la mano de Satán, la hija del hacedor de música sanaría inmediatamente, pero Istán de Terriente entregaría su alma definitivamente a los infiernos del señor de las tinieblas. Así quedo rubricado con la sangre del serrano ante horrible mirada del maligno. El plazo treinta días desde ese momento, ya que esa era noche de eclipse y oscuridad.

Durante ese tiempo, en el taller de Istán en Terriente se trabajo sin descanso para la construcción del macabro instrumento. Mucha era la leña que en los crisoles había de quemarse para poder fundir aquel oro de inmensa pureza que había recibido de las manos del príncipe de las Tinieblas, pasados cinco días y viendo que era imposible fundir las onzas con la densidad necesaria para confeccionar el violín, Istán de Terriente marcho a visitar a su antiguo maestro Loís de Bronchales.

El anciano maestro quedó maravillado al ver las onzas de puro oro que su antiguo aprendiz le traía, jamás había visto tanta pureza, reflexionó Loís de Bronchales largo y tendido, examinó con sus instrumentos y formulas magistrales el oro, y tras varias horas de observación y cálculos concluyo: “Este oro forma parte del mítico tesoro templario, que fue arrebatado a la orden en la oscura noche de su exterminio, tiene propiedades que le hacen casi indestructible, oí a mi maestro cuando yo era un triste aprendiz en Gea, que solo las aguas de la fuente Cobeta que manan frías junto con los claros rayos de luna llena, pueden hacer este oro dúctil para su trabajo”. Escuchadas las palabras del anciano, Istán de Terriente puso rumbo al corazón de la sierra a la fuente Cobeta, un lugar donde las gentes decían que bajaban a beber las hadas y elfos de la sierra.

Duras jornadas de camino, entre sendas y veredas, cuando en la caída de la tarde en veladuras de rojo, Istán llegó a Fuente Cobeta, prados y flores de colores le recibieron, observaba sin embargo el hacedor de instrumentos de música que el roce de su zurrón, con el oro del príncipe de las tinieblas tornaba mustias las multicolores flores. La noche se iba haciendo cada vez más presente y en las montañas un albor de fresca luz invitaba a ver la luna que pronto sería plena. Aprovecho Istán para tumbarse y la quietud del lugar pronto lo trasladó al mundo de los sueños. 

Creía estar despierto, junto al agua fresca que se deslizaba con generosidad en la roca del manantial. De repente las flores cambiaban de color con armonía plena, el cielo aún en la noche rompía en destellos azules, todo ese clamor de fantasía le envolvía encontrándose en un maravilloso estado casi placentero, como jamás recordaba haber estado, de repente junto al manantial, vio a un joven de rubios cabellos, sentado, a Istán de Terriente le llamó la atención su piel blanca, sus ojos azules como un cielo matutino de primavera. Llevaba blanca túnica y al hacedor de instrumentos de Música le llamó la atención que fuera descalzo.

El joven miró a Istán con candor.

-Pareces cansado hacedor de instrumentos de Música

-Lo estoy llevo varias jornadas recorriendo la sierra.

El joven observo el zurrón, una sombra de tristeza recorrió su rostro, las flores que le rodeaban apagaron sus brillos y un gotas de un rocío carmín recorrieron algunos pétalos.

-Servir al demonio agota Istán de Terriente.

-Ahora ya es tarde.

-Nunca es tarde Istán de Terriente, te das cuenta como el maligno te agota para que no cumplas tus plazos, entre tu viaje a Bronchales y tu llegada aquí has perdido cuatro días.

El hacedor de instrumentos de música rompió a llorar, era consciente de que no tenía tiempo material para confeccionar el violín de oro, la amargura se hizo dueña de su alma. El joven de rubios cabellos extendió una flor blanca y mirando sus cansados ojos le dijo:

-Tienes tiempo de salvar tu alma y  la de tu hija Istán de Terriente, el príncipe de las tinieblas pretende batir un horrible arco confeccionado con el alma de todos los malvados reyes que han poblado la tierra, debes construir el violín con estás cuerdas.

 El joven se elevó y con su mano cogió un rayo de luna llena, que meció en sus manos convirtiéndolo en cuatro cuerdas de violín. Posteriormente acercó una fuente de porcelana con agua del manantial y le dijo al hacedor que sumergiera el oro en esa agua, una vez lo hubo sumergido, tapó la fuente y el muchacho le indicó

-Deberás confeccionarprofundidades del infierno. El violín permanecerá allí porque Satán lo tirará al suelo, una vez en tus manos de nuevo, deberás lanzarlo contra la roca de Menzio justo donde te citarás con el ángel caido ¡Pero recuerda no intentes batir cuerda alguna!.

La aseveración del bello muchacho retumbó en los oídos de Istán de Terriente, incorporándose, estaba perplejo había sido un sueño ¡Tan real! Miró al horizonte, las flores no eran tan cuantiosas como en el sueño, miró su zurrón y su sorpresa fue enorme cuando comprobó que allí estaban las cuerdas de rayo de luna que junto a él había una fuente de porcelana con el oro sumergido en agua del manantial. 

(continuará)




15 de Abril de 2012. El Vampiro del Cierzo cumple 1 año  


  
 



viernes, 6 de abril de 2012

Aterrizaje en el planeta Blaver

Ilustración del libro "Gansters y Falleras" de Enrique Cavestany

Cuaderno de bitácora Año 2090, la nave expedicionaria  se ha posado sin dificultades en un espacio indeterminado al que los antiguos mapas estelares denominan Cabanyal, la atmosfera es respirable, pero a nuestro alrededor es todo desolación, según el informe de la computadora,la zona estuvo habitada hasta los primeros años del actual siglo, no se aprecia por el momento ninguna forma de vida y los índices de la molécula PER-OFRENAR son mínimos, es posible que estemos ante uno de los focos más importantes de resistencia en las guerras  Gurtel  que acabaron con la civilización del planeta.

Expedición a Nave nodriza: ¡Contesten!

Aquí Nave nodriza: ¿Qué habéis encontrado?

Estamos en lo que pudo ser un lugar de de lectura, por las características que presenta el edificio, pero su mal estado de conservación no nos permite cifrar su época.

Expedición. Aquí Nave nodriza: Los libros fueron abolidos en el planeta cuando pasó a denominarse Planeta Blaver, según la computadora quedaron prohibidos y fueron sustituidos por una gran plataforma de formación para el  individuo llamada C9.  Intentar averiguar más contenidos del edificio.

Nave Nodriza. Aquí Expedición: ¡Dios Mío!, los índices de la molécula PER-OFRENAR, se han disparado, hemos visto un antiguo cartel que indica algo relacionado con unos signos primarios parece leerse Politécnica, la impresión es que los edificios fueron saqueados, y hay restos de enseres calcinados. ¡Un momento! Hemos encontrado unas frases oficiales.

Expedición. Aquí Nave nodriza: Escanearlas, la computadora nos dará resultados inmediatos en fracción de segundos.

Nave Nodriza. Aquí Expedición: Mandamos la información.

Expedición a Nave nodriza:  ¿Me escucháis?

Nave nodriza: Perfectamente. Seguir buscando datos en unos segundos tendremos los resultados.

Nave Nodriza a Expedición: debéis abandonar el lugar en media hora, los índices de la molécula PER-OFRENAR pueden traspasar las protecciones de vuestros trajes, recordar que esa molécula fue creada en los laboratorios del régimen para controlar las voluntades de la ciudadanía, una exposición prolongada puede resultar letal para la expedición. La computadora tiene ya los datos que habéis enviado, las frases oficiales aunque primarias dicen .Vitrubio catalanista ¡Viva Calatrava! Y otra que reza.  “Esto no es cultura, cultura es el Casal”.

Nave nodriza, aquí Expedición: Esto es desolador ¡No queda nada!

Expedición aquí Nave nodriza. Los datos que nos ofrece la computadoras, indican que en los primeros años del siglo un grupo que se consideraba iluminado, fue masivamente apoyado por los habitantes del planeta, a pesar de su infame gestión que desembocó en las guerras Gurtel, resultaron victoriosos y comenzaron a implantar la llamada –Pax fallera- y pese a que abolieron la sanidad y la educación la ciudadanía era sometida sin mayores esfuerzos gracias a la molécula PER-OFRENAR. Se saquearon las Universidades, solo tenían acceso a la educación los miembros del partido único, en las esquilmadas aulas dejó de impartirse enseñanza sobre Platón, Galileo o Jean Paul Sartre entre otros, siendo sustituidas dichas enseñanzas, por disciplinas relacionadas con el Titi, Nino Bravo y la historia del Masclet.

La gente se afanaba en quemar pólvora porque estaba en un estado de inconsciencia colectiva, solo eran capaces de articular una frase: “Senyor Piròtecnic, poc començar la mascletà” Se consagró una nueva Catedral llamada Mestalla, donde se adoraban los valores tradicionales de la nueva cultura. Los nuevos arcángeles celestiales se veneraban bajo advocaciones llamadas Paco, Rita, Rus y los Fabras, ungidos por el divino para premiar a los buenos y castigar a los malos satánicos, pues Raimón, Ovidi y lo granota, en general eran concepciones del demonio.

Expedición a Nave nodriza: ¡Hemos encontrado unas anotaciones!

Nave Nodriza a Expedición: debéis abandonar el lugar donde os encontráis, hay signos de movimientos a unos metros de vosotros.

Expedición a Nave Nodriza: La nota es legible dice lo siguiente:

 "Intento superar la última frontera, tropas de la Junta central fallera custodian todas las salidas, no sé si podré ocultarme por más tiempo, sé que me pisan los talones. Intento llegar a Sarrión, allí podré iniciar una nueva vida con mi hijo, que nacerá libre alejado de la barbarie recortadora y  orgulloso de que su padre un día fue un brillante profesor de filología catalana en la derruida Universidad en la que me oculto".

Nave nodriza a Expedición: ¡Abandonar inmediatamente la zona!