jueves, 12 de junio de 2014

PUNTUAL A LA CITA



No dejo extrañado a casi nadie que me conoce, cuando digo que en muchos momentos del día, me sumergiría en las aguas de la opinión por muy turbulentas que estas parezcan. Claro está que tal como vienen los torrentes y después de que en el espacio que administro es decir: El Vampiro del Cierzo haya metido mi dedo en cuestiones como la educación, los desahucios o las vidas de plástico que adoptamos alguna noche de infamia mental ¿Cómo no hablar de Jefaturas del Estado? Creo que toca dar una opinión propia ya que como dice Carmen París “Porque quiero y me da la gana”.

Me deja perplejo el cinismo de aquellos que enarbolan la bandera de lo constitucional para quitar argumentos a los que pedimos que la palabra final sobre la forma de Estado sea votada por los ciudadanos, aquellos que mentan el consenso del 78 y la superación de viejas heridas como argumento de lo solido del sistema frente a las pretensiones desestabilizadoras que según ellos abonaría un Referéndum.

A todas luces los doctrinarios que tanto defienden la constitución del 78, olvidan con cierta frecuencia artículos que incumplen con bochornosa actitud; como ejemplo eso de que todos los españoles son iguales ante la ley……….. Aplicaré aquello que decía mi hermano cuando eso mismo decía mi padre en algún “mandado” casero –unos más iguales que otros- por no recordar lo del derecho a un vivienda digna, a un trabajo digno y a todas esas cuestiones sobre el derecho de manifestación que tan puestas en tela de juicio están ahora.

Han pasado 35 años de la aprobación de la constitución y hoy en día una alto porcentaje de ciudadanos ni la votamos ni la entendemos, porque esto de que las cosas son para siempre evoca con cierto escalofrío al “Atado y bien Atado” de sombrías épocas inmediatamente anteriores, claro siempre me saldrá en este punto algún LUISMA de la política diciendo eso de que gracias a la constitución tenemos un régimen de libertad y todas esas cosas, que dichas en una emisora amiga parecen más creíbles.

Dicho régimen de libertades es ese que rescata a la banca con el dinero de todos, que permite desahuciar a gentes de sus casas, que hace de la educación y de la sanidad un negocio al margen del bien social, pues si eso es lo que garantiza la constitución, habrá que cambiarla LUISMA (o LUISMAS)  de la política.

Y en esto llegó la abdicación de Campechano I y claro los garantes del pacto rápidamente movilizan huestes, nos dicen que el día de su cumpleaños Campechano I, se vio mayor y maduro la idea, pero el 25 de mayo que no era el cumpleaños de ningún monarca (al menos que yo sepa) alguien debió pensar, pues lo hacemos ahora o igual dentro de unos años ya no se puede hacer y de ahí las prisas a saber: la Ley orgánica que tiene las mismas líneas que la explicación de un ¿Qué buscas? en un chat. Los puristas de la tradición enfadados porque no hay carrozas ni realezas foráneas ni misa de espíritu santo –estamos como para otra homilía de Rouco Varela- y sobre todo lo peor, no hay flores ni fandanguillos ni alegría, fervientes matronas de nuestra España.

Y para que preguntarle al pueblo, si el pueblo está en el consenso según ellos, si ya lo dicen los dos partidos mayoritarios esos que se ponen de acuerdo para cambiar la constitución con nocturnidad, vuelta al atado y bien atado, que mas da que el pueblo tenga paro, pobreza infantil, lo importante es que el orden constitucional está garantizado y garantiza que a Campechano I le suceda su hijo (por cierto el nombre que no mentare, de gratísimos recuerdos para los pueblos de la antigua Corona de Aragón, donde la dinastía se estrenó ajusticiando a lo grande) y todo ello hace innecesario que el pueblo hable, así que el pueblo sale a la calle y habla y dice que quiere tener la capacidad de elegir, que yo tengo claro -que quiero- pero entiendo que puede haber gente que quiera lo contrario, simplemente quiero que esas personas y yo votemos, porque claro es, que lo que pasó en 1978 poco tiene que ver con la actualidad y claro es que algunos que tenían una O de obrero en sus bordados la quemaron en un horno al que sirve combustible Gas Natural.

Luego está preguntarse si la constitución tiene algo que decir de los jugadores de balonmano metidos a especuladores y por tanto imputados y sobre si la niña los peines sabía o no sabía lo que pasaba en la cocina de su casa, lo de otras princesas centro-europeas no lo voy a nombrar porque tengo buen gusto aunque algún tertuliano diga lo contrario, que de los tertulianos ya hablaré en otra entrega mesurada.

Al final yo sí que me atrevo a responder a la pregunta de Wyoming ¿Entre la monarquía de Letizio VI y una Republica presidida por Aznar? Cabe pensar que el Ebola no tiene cura, pero un constipado sí.

jueves, 5 de junio de 2014

TRES HISTORIAS



Dlklir pescador 

Son la cinco de la madrugada cuando Dlkir acude a extender sus redes en la orilla norte en la que el Caspio besa a Bakú, una tenue brisa, unos rayos que se intuyen y sobre todo unas manos llenas de años de red y experiencia, miran el Caspio como si cada mañana el mar lo esperara para poder completar el amanecer.

Es cierto que Dlkir es red y mar, fue niño y pesca y ahora es mirada y sentimiento, es sal y cordura; los elementos suficientes para saber, que cada día necesita ese mar, como el mar necesita sus redes. Sin esas aguas el hombre, el pescador no es más que sombra, una historia por contar una canción en una barca o un niño lejano -hoy de arruga y azul-  mirando un mar que no es infinito pero que cuando cierras los ojos su aroma te susurra universo.

La red extendida, el rumor de un viejo motor, un Caspio poderoso agitando sus aguas al contacto con una costumbre que a fuerza de ser diaria tiene la caricia de cada día y el suspiro de cada momento, comienza la pesca, Dlkir echa la red, el sol despunta sobre las aguas y el viejo motor pone la música de cada día, donde un mar y un viejo pescador son más que una profesión son el alma de una historia.



Los amigos de Tifur

En la calle el sol marca un mediodía entre nubes de algodón, la calle concurrida, es un barrio del interior de Bakú, un indeterminado discurrir de calles y cuestas, donde nada es nuevo pero lo fue en otro tiempo; hay mujeres con pañuelo y hombres que vienen y van es sus coches, algunos nuevos otros de un pasado de tecnología espartana.

Nervio de calles concurridas, de calles vivas en sonidos y en luz, mediodía en el barrio interior y el discurrir de las horas y de las sombras en la pared se ve interrumpido por gargantas agudas, por el chillido inocente, por esa voz que grita alegría o asombro pero como dicen en la modernidad occidental “de buen rollito”, la pelota bota en el asfalto y las risas ponen el compás, en medio junto a la acera Tifur con doce años y una silla de ruedas perfectamente calzada, los amigos de su edad le rodean, le tiran la pelota a las manos, Tifur atrapa el balón y lo devuelve.

El juego es sencillo se trata de dar con la pelota a un amigo que está en medio, dentro de un circulo que es la tapa de una alcantarilla, Tifur acierta los amigos disfrutan gritan y se alegran, las sonrisas se funden con la pared blanca del edificio de viviendas donde viven muchos de ellos, las mochilas en la acera apiladas, Tifur sonríe, de repente la brisa acaricia sus caras, el Caspio también sonríe y juega en la calle de un barrio interior de Bakú.



Tatiana

El Café Dorgklas tiene un extraño aroma entre vapor y madera, la primera noche el bullicio se concentraba en la zona central con mesas plenas de conversaciones entre turnos de cena y copas.

La segunda noche, el bullicio era menor, la camarera de pelo largo morena, me dijo que ella era griega, ya se sabe Grecia la cuna del pensamiento, del debate, de esa raíz tan humana y tan analítica que es la filosofía, ultrajada y arrodillada por el capitalismo atroz, perdiendo como una herida cruel a sus hijos en una diáspora sin sentido.

En la esquina entre un gracioso farol de bronce con una bombilla convencional, estaba la mesa de Tatiana, todas las noches la dama acude al Dorgklas, sus labios rojos pasión, su pelo cano en media melena le dan la elegancia que estamos acostumbrados a ver en el mediterráneo, pero Tatiana es sueca de nacimiento pero Bakú es su casa. Bakú es su elegancia, es su escenario favorito, Tatiana recuerda a esas mujeres de la Nobleza descritas en las novelas románticas, de encaje y seda, de mirada cálida.

Lo sé, Tatiana es la dama de Bakú, su café corto, su exquisito broche, su anillo de metal blanco y esa permanente observación de todo lo que ocurre en su atmosfera, en cada rincón del Dorgklas, me hace comprender que junto a ella, están pasando y distinción, elegancia y quietud, en suma ese saber estar que hace plena mi curiosidad.


domingo, 1 de junio de 2014

¡Buenos días Bakú!


Luce un sol tibio, el término no por poético  deja de ser el adecuado –es tibio- y así lo dejaré, la incidencia de la luz es curiosa, me llama la atención el azul de todos lados, el azul del Caspio el azul del suelo el azul del mar y el azul de esas caras que comienzan a mover el pesado engranaje que es Bakú.

La ciudad es la inmensa maquinaria entre lo oriental que hunde raíces en una tierra que huele a petróleo crudo y lo occidental que vende el alma al diablo que menos paga; una maquinaria que se pone en marcha o tal vez que nunca se para…. pero se disimula ella misma aprovechando las sombras de la noche. La ciudad huele a especias en alguna parte no es como Atenas pero si es como Atenas, es un olor que da consistencia a la mirada y que condimenta el oído, es como un bemol en mitad de un solo de fagot, acaricia y vuela con tal discreción que no parece nada.

En realidad son dos latidos, Bakú y la península donde se encuentra Bakú, unidas y creadas, amándose y ultrajándose, es la vida del urbanismo humano amor odio y futuro por decidir por derribar y construir; allí el Caspio, el supremo poder, porque el Caspio no es tratado como un dios pero lo es, da la luz, da la atmosfera, da la niebla y la bruma de invierno, el Caspio es poder y nadie tiene poder sobre el Caspio, el petróleo lo maltrata pero no puede nunca con el Caspio porque nadie puede contra un dios azul. Las aguas del dios mecen barcos, mecen miradas, me mecen a mí que me quedo embobado mirando rato y rato, el sol sigue ahí y el Caspio sigue al sol, es como la barca de Ra, pero aquí no hay inframundo hubo un inframundo soviético al norte, que clavo uñas en las entrañas de Bakú, hay otro inframundo al sur, de velo y dogma, pero a Bakú y su península los guía el Caspio eterno Caspio.

Una mujer lleva un bolso de un material parecido al esparto, al mimbre o al cáñamo, no lo distingo desde aquí, el azul del caspio hace que el bolso parezca azul y la cara azul, también sus manos son azules, casi todo en Bakú es azul, como si de una eterno polvo de hadas se tratara que tiñe todo de azul, esa puede ser una magia oriental y no la de Disney. La mujer ha comprado manzanas y no son azules, son amarillas, con ese toque verdoso que tienen las manzanas y ya se sabe amarillo y azul da verde, por tanto las manzanas tienen algo de azul también, el azul del Caspio.

Estoy por dejar de escribir ya, acabo de llegar a Bakú y no quiero contarlo todo, si lo cuento todo no contaré nada, porque nada de lo que cuente será verdad, solo sé que Bakú huele a azul, a especias azules, con el Caspio que es un dios, pero lo que más me sorprende es que el sol me parece también azul, de lejos los sonidos de mil pisadas todas de colores sobre una calle azul. Miro en un horizonte que puede no ser horizonte un olor a pescado y brasas unas brasas azules, a lo lejos la mezquita del barrio, pequeña y el imán llamando a oración en el secular Bakú, la llamada es de varios colores para aquellos que la quieran escuchar.

Es medio día ya, las nubes acechan el cielo de la península que ama y desgarra a Bakú, pero están para acariciar el Caspio, el Caspio es un dios, pero nadie le llama así, acabo de llegar a Bakú, con mis notas y mis libros, con mis conciertos pendientes, me gusta el azul de Bakú, me gusta estar aquí, soy un afortunado he podido conocer otro azul, envolvente y diferente de esos que unas veces sueñas y otras contemplas, he podido conocer el amor desgarrador de la ciudad y su península y también la mitología del Caspio. Es verdad soy afortunado por eso dejo de escribir.