jueves, 8 de marzo de 2012

Espejos de Cierzo

 A María, pues colaborar con ella en su trabajo es un honor para mi

Hubo  un momento que tras esa ventana, donde la luz pasajera se hace consecuencia de los rayos del sol y las gotas de lluvia, volví a la vida. Lamento decepcionar a aquellos que esperaban  ver levantarse la tapa del ataúd,  que una luz cenicienta creara una atmósfera de cripta y sobre todo tres estruendos de trombón hicieran estremecer la escena. Todo es más sencillo o tal vez –menos cinematográfico- ciertamente las puestas en escena aportan esa calidad a los renaceres, en este caso la atmósfera vino de la mano de la melancolía.

La melancolía es para mí como una niebla. Como una niebla cálida, densa, como si miles de suaves plumas te acariciaran, es como una flauta travesera suspendida en un fa. La melancolía es vivir tristezas actuales porque añoras felicidades vividas; Tal vez un día, todos fuimos felices en algún punto del universo, y, tal vez no fuimos felices pero esperamos brindar con esa intención en un futuro no muy lejano.

Me gusta sentarme en la orilla del gran río, hay ocasiones en las que te veo, paseando dubitativo por la otra -tú orilla- te veo como me miras con desdén  -sobre todo los días soleados- cuando no hay ninguna brisa ni fuerte ni débil que esculpa tu cara. Los días nublados me miras con cariño, querrías extender tu mano hasta mí y acariciarme, sonríes y tus ojos dejan escapar una leve salada de emoción. Los días de niebla eres puro deseo todo vibra a tu alrededor pero en los atardeceres sucios ese deseo es otro y en ocasiones ese deseo te lleva al rencor y el rencor a heridas que hacen tu alma jirones.

Hay días que me gusta sentarme en la puerta de la gran Catedral, te veo pasear con tu bondad como mochila, observas a la gente y casi nunca me ves, tu sonrisa entra en consonancia con los acordes de la mañana fría pero soleada, tú lo sabes todo de ellos, sabes sus triunfos y sus desazones, sabes que un día fueron felices pero también sabes que alguno lo será. Eres un coleccionista de sonrisas, pero no es lo único que coleccionas, también miradas, gestos y sobre todo momentos, donde en el leve transcurrir de un segundo se pergeña una maravillosa historia. Luego en la soledad de tu rincón, guardas tu colección en una caja  hecha de menta y polvo de hadas y cada día cuando la abres ordenas con meticulosidad todas tus colecciones, todas esas vidas ya vividas en cada rostro, en cada palabra.

El otro día coincidimos en la Sainte Chapelle, no te diste cuenta que yo estaba allí, mirabas absorto las vidrieras buscando que la multiplicación de colores iluminaran tu espíritu, buscabas calor en la luz, pero esos paramentos  pintados de evocaciones medievales no te dejaban levantar la cabeza, creías estar solo y no lo estabas, había desconocidos, esos a los que tu vida no les importa nada, esos que no saben quién eres ni de dónde vienes, los que no saben ni tu nombre ni que haces aquí en la ciudad de la dama. Pero un rayo descompuesto desde la vidriera central justo entre los rojos y los azules, dio calor a tu espíritu durante un instante, apenas un segundo, ese que te hizo recordar que desde tu castillo hoy desmoronado, tú los hiciste desconocidos, tú los sepultaste en el desfiladero de la indiferencia y ahora tú necesitas al mundo, necesitas conocerte porque has caído en el mismo barranco.

Me dispongo a tocar el concierto en do menor de Sibelius, ahora me observáis a mí, yo no os veo, las cuerdas me lo impiden, me sumerjo en cuerpo y en alma en las notas, en el batir del arco pero… ¡Quiero sentir! Ver porque esas miradas. Ver porque esa caricia, ese cariño inmerecido y ese grito de agonía. En el fondo yo soy también parte de vosotros, vosotros sois parte de mí, y, soy también el error y vosotros nunca seréis la solución porque la solución no existe. Estoy en el tercer movimiento, levemente os percibo sentados en la cola de una cometa, está también el niño grande de la estepa, han vendió los amigos del desierto, los toscanos  y también los australes. Junto a vosotros Shlomo  Mintz interpreta ahora el concierto mientras me mira y se compadece de mi, su arco es de plata, la orquesta es una alineación de estrellas que cambian de color en cada melodía, y la armonía final es un inmenso mar de sonrisas de historias por escribir y de llantos por derramar.

Ayer me senté en la calle Corvisart, te vi mientras anochecía entre la Rhapsody in blue de Gershwin y las Hébridas de Mendelssohn, caminabas pensativo, tu mirada esbozaba esa lista secreta de maravillosas personas que piensan que eres increíble. Tú sabes que no lo eres, puedes llegar a ser cicuta pura, sueles decir lo mucho que sufres, pero eres dañino, tus palabras enloquecen el espíritu y luego te abandonas en lo físico en lo intrascendente, créeme lo sé bien, te observo porque yo soy tú.

13 comentarios:

  1. Las resurrecciones suelen ser mucho menos explosivas de lo que se espera,,, son algo así como el "Click" de una cajita, o el tropiezo de un reloj.

    Nombrar la distancia de los puentes y las orillas según la luz de la propia tierra; es un embrujo tan de cuidado como la melancolía que muy pronto se excede los recuerdos, se cansa del pasado y empieza a recordar el futuro,,, creo que ahí es cuando las cosas se complican, según me han dicho algunos testigos.

    Me encanta el texto realmente; conocer las palabras que enloquecen a los espíritus, con el espíritu transido por el invierno, abrazando la carne con el necesario (apasionado) desdén con el que un hueco acaricia sus bordes.

    Un fuerte abrazo; repito me pareció un texto excepcional.

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    1. Solo puedo darte las gracias desde mi corazón por tus palabras, comentar más sería por mi parte querer un portagonismo que no deseo, gracias por leerme, aprendo mucho de tus reflexiones.

      Un gran abrazo Juan

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  2. Nous sont sespectadores notre feu, dans la rue, que nous sommes de la glace, dans l'obscurité sont feu. Yeux de feu.

    Très belle

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    1. Il y a quelque temps, je savais que ce que vous comme un ami spécial. Merci.

      Vous êtes spécial

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  3. Creo que en muchas ocasiones, la música y tú música son diálogos, al menos en esos momentos que nos hacen pensar, porque nos hacen sentir, por un momento dejamos de ser espectadores y pasamos a ser protagonistas.

    Yo te veo en París y te veo maravilloso, y tus palabras en el catalogo de la exposición me parecen sublimes, a fin de cuentas como eres tú.

    Un millón de besos tato.

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    1. Y yo creo que tenerte cerca es algo vital para mí, eres ahora mismo uno de los referentes más importantes de mi vida y poder abrazarte en dos días, es algo que me mantiene sonriente. Tuyo es aquello de ¡Juntos podemos! no me olvido.

      Te quiero Princesa

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  4. Yo los renaceres tal vez siempre los he visto más bien como un volver en si. Y eso es algo tan simple, como volver a ver la luz tras estar en penumbras durante un tiempo prolongado.

    Muy bonito el texto, y efectivametne, nadie mejor que tu mismo para conocer todo lo que pasa por tu cabeza ;)

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    1. Y a sabes que tu opinión es importante para mí, no solo en cuestión de renaceres, tambien en muchos de los aspectos de esta vida, que ambos sábemos tiene mcuho de lucha y mucho de cansancio, pero al menos, el verano pasado me leí textos de los que aprendí mucho, desde entocnes miro hacia esa parte de la ciudad sabiendo que esas opiniones me son importantes.

      Un abrazo maño.

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  5. Quizás es que me muevo mucho, demasiado, y tal vez me sientes, porque me miras demasiado bien y sabes que nada es perfecto y yo menos que nada.

    Ya sabes escritor que allí donde una historia conmueve, o una forma de hacer magia también lo hace, allí suelo estar yo, luego es posible que no retenga nada de ese momento por el veneno que llevo encima, pero al menos, estoy.

    Quizá tengas razón y tendré que ver más allá, el caso es que ya sabes que me fijo mucho.

    Un abrazo Escritor.

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  6. Estoy de acuerdo con Juan Ojeda, es un texto excepcional, maravilloso en muchos sentidos, en todo lo que cuenta, en todo lo que insinúa, en la forma de perseguirse a uno mismo, de conocerse, en como describes como un halo de luz filtrado por una vidriera puede cambiar nuestro estado de ánimo...el segundo párrafo me parece antológico y por cierto, ¿Quien no guarda algo de cicuta en su interior? Lo considero hasta sano.
    Un fuerte abrazo, querido amigo.

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  7. Toca moverse Clochard en las finas líneas de la cordura, puesto que el paisaje pinta deprimente y sectario. Cuantas veces me acuerdo de tí en ese deprimente territorio del saqueo en el que te encuentras y del que me ha librado un Erasmus casi béndito.

    No creo que mi paciencia aguantará más Aeropuertos, Calatravas y jurados populares. Espero que la historia ponga a estos malhechores en el infierno y Xavi Castillo con nosotros de copas.

    Un abrazo, amigo

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  8. Hola Didac,
    Te he conocido gracias a María Gómez, mi querida María... Me encantaron las palabras en el catálogo, me interesé por ti y Javier me dio los datos de este blog y ahora me has conmovido paseando por Teruel y por mi París querido... Entre corcheas y fusas reconozco que me tus palabras me llegan al alma.
    Sigue así, es lo único que nos queda para afrontar toda la locura que tenemos encima.
    Un abrazo

    María

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    1. ¡Muchas Gracias María por tu visita! Para mí participar en ese proyecto ha supuesto un alto honor y en las actuales circunstancias algo que me enorgullece, admiro la obra de María mucho y de Jaiver que decirte, es una persona increible para mi.

      Ya verás como saldremos de esta locura, airosos como siempre en el mundo del arte.

      Un abrazo

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