jueves, 12 de enero de 2012

El Retablo de las 24 Historias


A Jaime por sus maravillosas lágrimas de creación


Todos conocían en la vieja ciudad de las piedras, el obrador del maestro imaginero, allí desde su juventud Ximeno de Burgos, labraba imágenes y retablos para conventos y parroquias,  también para la poderosa nobleza que dedicando  unas horas al rezo en sus casonas y palacios, creían asegurarse ese trozo de cielo, que monjes, canónigos y prelados vendían en la tierra.

Era Ximeno de Burgos artesano con maestría, había aprendido el oficio por una tremenda vocación, ya que su familia jamás se había dedicado a nada tan singular como las artes, incluso cuando con la serenidad que él ha convertido en virtud, expresó su deseo de formarse en el taller de Gonçal Dalmau, encontró un poco de indiferencia y un mucho de desinterés. Pero su fuero interno -como conciencia seguro- le decía que ese era de los caminos…… el correcto, que sin duda había nacido para labras e imágenes, para hacer de la creación profesión y vida, sabedor como era Ximeno de Burgos, que en cada obra y en cada traza, daría todo lo mejor de sí, pues cada personaje cada impronta era una parte de su alma y un todo de sus lágrimas.

Se acercaba el final del año, Ximeno de Burgos trabajaba denodadamente en su taller, no estaba tan lejos aquel tiempo que el maestro Dalmau, le había enseñado pacientemente el oficio, ni tampoco cuando le dejó encomendado el taller con la marcha de este a la Corona de Aragón, donde era requerido por el primado de aquella Iglesia el Arzobispo de Tarragona.

Era un momento especial, Ximeno labraba y pintaba el gran retablo de las 24 historias, un encargo que había llegado a su taller, con cierta prudencia, con cierto halo de misterio desde hacía tiempo, llevaba una época que ya había trabajado en distintas trazas para un gran retablo donde se exhibiera lo mejor de su arte, lo mejor de su alma y sin duda que este encargo reunía las condiciones necesarias para convertirlo en esa creación donde reflejar tantas palabras vividas, tantos anhelos y tanta maestría adquirida con el paso del tiempo.

Había cierto movimiento en el obrador, junto a Ximeno de Burgos, dos aprendices venidos de Zaragoza a la adusta Castilla, Daniel y Andréu, ambos se encontraban todavía en la fase de ser considerados mozos, ordenaban las carpetas y grabados del maestro, y comenzaban con las sabias enseñanzas por  este a realizar los preparados de estuco y bol para asentar los dorados; conocidas eran las magnificas policromías doradas de Ximeno de Burgos, los brocados estofados de sus estampaciones en las tablas, la sensualidad de sus geometrías, sus retablos eran definidos como paginas de bellas palabras, donde cada imagen iniciaba un hermoso dialogo con el espectador.

Se acercaba el momento de entregar la obra y Daniel y Andréu se empleaban a fondo en colocar las finas capas del bol de armenia, para el trabajo de dorar, ese retablo era para ellos un prueba dura, puesto que sabían que de su hacer podían subir un nuevo escalón con la ayuda de su maestro y convertirse en aprendices, para ello no solo debían ser juzgados por el propio Ximeno de Burgos, también el gremio de pintores y doradores de la ciudad debía emitir su opinión al respecto.

Cada tarde antes de salir del obrador, miraban la fina mazonería que albergaba las 24 imágenes que con paciencia iba creando el maestro, el maravillosos juego de tracerías que adornaría cada tabla, el sutil juego de pináculos que separaba cada calle de las cinco que tenía el retablo, con esa majestuosa calle central donde Ximeno de Burgos, habría de colocar las escenas más importantes, y la magnifica polsera ya terminada, que envolvía todo lo mazonado.

El dorado estaba casi listo, miraban con interés como el maestro depositaba las láminas de fino oro y bruñía con el ágata adecuada la superficie, luego Daniel se encargaba de barnizar con un preparado resinoso la superficie dorada para acentuar su brillo, mientras Andréu limpiaba los sobrantes de las delicadas hojas de oro.

Se acercan los días y las imágenes están casi listas, esa tarde el maestro permite a sus alumnos ver 22 de las 24 tablas que han de colocarse en el retablo, los ojos de ambos jóvenes –casi niños- se abren como si el sol iluminara doblemente un espacio, quedan quietos sin moverse y solo aciertan a ver como esa perfección de colores, de sensualidades les inunda con una magnificencia propia de las sabias manos que las han creado. Entienden de repente las emociones del maestro, sus lágrimas, como su alma y su cuerpo son pensamiento y pincel en la construcción de cada historia, como esas tardes de intensidad le dejan absorto, cansado pero con un interior rico en nuevas ideas que serán plasmadas en las siguientes jornadas.

El retablo está concluido, han pasado ya muchos días desde que comenzaran a colocar las 22 tablas terminadas, quedan las imágenes centrales, las que dan sentido al retablo, sobre una delicada tracería, y justo debajo del ático que corona el blasón de la ciudad, un río y dos ángeles uno lleva unas plantas y flores en la mano y el otro un laúd. Para los comitentes el maestro ha plasmado como se llega a la salvación a través de las aguas, pero el maestro sonríe y sabe que su plasmación es cariño, es amistad y es sinfonía de esos buenos momentos vividos.

Queda por colocar la tabla central, la mayor en tamaño, la que la capitulación y contrato señala que debe ser un alegoría a la Epifanía, cuando Ximeno de Burgos ordena a los mozos que ensamblen la tabla, todo el retablo se convierte en un universo de color, de formas llenas de armonía, de sentidos y líneas que penetran en la retina, un juego de color equilibrado con sentimientos estilizados que resuenan como palabras, es todo un orden de amor el que se sitúa, aparece un plano lejano con tres reyes magos que caminan de espaldas hacia el infinito, una plaza con luces en el cielo y un niño hablando con un paje real, que parece rezagado, en la esquina inferior izquierda un hombre bueno escribe en un pergamino lo que allí ocurre mientras de sus ojos brotan bellas lagrimas de felicidad.


9 comentarios:

  1. Otra partitura, donde un conjunto de melodías van componiendo una historia que estoy seguro tiene complicidades bellísimas, me encanta ese traslado al taller medieval, me fascina ese ritmo de los personajes y esa forma de narrar. ¡Muy bello!

    ¡Muchos besos!

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  2. Una obra de arte siempre esconde mucho más ;) lástima que a veces no se llegue a apreciar pero siempre hay alguien dispuestos a enseñarnos todo lo que puede entrañar.

    Saludos!

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  3. C'est un souvenir de magnifique, belle, belle histoire. Félicitations à tí.

    Saludos mi amigo.

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  4. Ojalá existiera un párrafo literario como este de cada obra artística, una catalogación poética que nos acercara, como tú has hecho, cada color, rasgo, pasión o lágrima. Magnífico de real, por bien narrado y admiro la musicalidad de tu prosa.

    Un fuerte abrazo

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  5. Tatojimmy

    No sé donde leía no ha mucho sobre los blogs. Bueno lo sé perfectamente hay que darle cierta retórica a las cosas así damos argumentos a todos aquellos que los necesitan para reafirmarse en no se sabe qué y cuando, en cualquier caso, uno entiende que ante trabajos y esfuerzos que le han regalado sonrisas, felicidad y una sensación bella, lo mejor es intentar desde un rincón como este arrancar otras buenas sensaciones, ese es el principal objetivo, lo demás es escribir de más.

    Un gran abrazo

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  6. Blanca

    Que te puedo decir, simplemente es escribir sobre algo que emociona, sin otro objetivo, sin caer en lo pretencioso, nada de élites nada de posiciones artificiales, solo emoción, pura emoción.

    Muchos besos

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  7. Saiz

    También en ocasiones una obra es arte si convulsiona todas las emociones, hubo un esfuerzo para regalar desde la sencillez y las buenas intenciones, un cosmos de 24 historias que me emocionaron, solo eso.

    Saludos

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  8. BOURDIERD

    Merci, je vous remercie de votre intérêt pour ces choses et vos efforts pour comprendre leur. Un abrazo

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  9. Aníbal

    El arte es la condensación de millones de sentimientos, es un universo de miles de estrellas que acarician la mente con su contemplación, el arte puede recoger desde una mirada a un ¡Gracias por el esfuerzo! Encantado por tu visita en un tiempo de escasa libertad academia para poder disfrutar de más arte. Como bien sabes nuestra admiración es mutua.

    Un fuerte Abrazo

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