viernes, 2 de mayo de 2014

COLOR SEPIA



La interrogante de cada noche, poco relacionada con lo interior con lo físico, la interrogante de cada noche, plena de recuerdos –las fotografías se tornan en color sepia- cada noche el alma vuelve al patio de los paseos rosa palo, cada noche el alma se enfrenta a sí misma. No hay ninguna pregunta y las fotografías se tornan color sepia. Donde estaba la clave de estas materia grises, donde podrían verse los otros momentos de luz espartana, de gris en degradación cerebral, como escapar de paredes llenas solo de palabras bonitas, no eran preguntas por eso no hay signo de interrogación, era constatar que las fotografías se tornan en color sepia.

Una juventud pasada, tigres y sueños como jungla plena de miserables. ¿Robada? No sería esa la clave de esta pared gris, no hubo robos cuando nada tienes, cuando tú naces sin nada u por tanto nada te pueden robar, solo aquel patio de los paseos rosa palo, donde el cuerpo desafía la norma ¿Qué es la norma? Que puede importarnos la norma. El patio de los paseos es rosa palo eso debería bastarnos -eso- y saber que las fotografías se tornan color sepia; un sonido insoportable tienen esas páginas que huelen a maldición, la sombría maldición de quien nada tiene al nacer, nada tiene al crecer y las arrugas recuerdan que ahí está entre paredes grises sin nada.

El patio de los paseos rosa palo, donde al final Prepotencia tuvo su libro, un libro quimera de otros recursos, un libro vacío como el patio de los paseos rosa palo, vacío porque es imposible de llenar páginas solo con palabras bonitas ¿Las páginas de qué color son? Son grises aunque no todas, las centrales son sepia, porque hay dos fotografías que no son del libro, alguien las ha puesto en ese libro vacío sin casi palabras bonitas aunque nadie se da cuenta. Son dos fotografías que envejecen al ritmo de las paredes y de las páginas grises.

Al final Tristeza se llama el patio de los de los paseos rosa palo, un libro lleno de páginas grises, con dos fotografías solo dos. Nada te pueden robar cuando naces sin nada, no te pueden robar la vela que se consume lentamente mientras el vapor gris de las paredes envuelve la historia; prefieres la oscuridad, una arcaica luz de carburo y las fotografías se tornan en color sepia, el corazón se acelera a ritmo de Khachaturiam –también la piel se torna rosa palo- y los ojos cansados tienen ahora el gris de la pared, es pared es un libro, un libro de páginas gris aluminio, donde hay dos fotografías, pero son blancas de zinc. El patio de los paseos sigue siendo rosa palo.

La juventud pasada es presente, es sombra sepia, es el patio de los paseos rosa palo con un libro en el centro, con millones de miradas, con las sombras que son muralla ante una tímida luz gris como las paredes como las páginas del libro, esa sombra es una muralla rosa palo, con una voz que canta conciencias. Un pasado que fue rosa palo, unas fotografías que ahora son grises ¿Y las fotografías del libro? Son ahora patio de los paseos. Nada te pueden robar cuando no tienes nada, nada te pueden robar si no saben que lo tienes, nada te pueden robar si ese libro no es un libro, es un conjunto de palabras bonitas con dos fotografías que son gris aluminio.

Ahora el corazón se acelera a ritmo de Prokofiev, el patio de los paseos es rosa palo, las miradas tienen 12 años, sopla el viento severo, el libro es una quimera con páginas sepia, a varios metros sobre el suelo el humo de un cigarro, la copa de coñac, la tenue luz de lámpara convencional, la mirada vidriada del escritor, siempre el escritor sus historias sus pócimas y sus páginas de color. El patio de los paseos es rosa palo.



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