sábado, 15 de marzo de 2014

UNICORNIO AZUL



Quien me conoce bien sabe que sobre esta canción hablo y hablo, sale a colación en muchas de las veces que hablo de mi yo y de esos yo que son yo también -cada día las puntuaciones las hago peor- pero eso no es excusa para hablar de este yo asociado con esta canción, mi yo ese que pueden ser uno o varios según estados de ánimo, días nublados o notas perdidas en un espacio con ganas de sonar, notas que han sonado o notas que tal vez jamás suenen. Es importante que todo suene para un músico, porque el hombre del saco en mi caso es un monstruo llamado Silencio.

Estaba hablando de una canción y de mi yo y de otros yo, que por la noche se liberan en mis insomnios, deambulan por París por calles y cuestas, porque París tiene muchas cuestas demasiadas, por eso esta ciudad tiene un olor especial cuando llueve, creo sinceramente que cuando en París llueve mi yo es otro yo completamente distintos a los anteriormente mencionados. ¡Por cierto! Hoy mi otro yo Marcos ha cumplido 30 años, ese es otro yo del que nunca suelo hablar en estas líneas, pero quizás es un yo importante porque sin ese yo no entiendo muchas de las operaciones que la felicidad tiene, no podría valorar sus cocientes ni siquiera entendería parte de las divisiones de mis propios yo.

Es posible que los que bien me conocéis ya estáis al corriente de ese yo, porque hablo de él constantemente, Marcos es ese hermano constante, inteligente y sobre todo conciliador lo demuestra siempre, si no fuera matemático sería diplomático o sería cestero, dice que quiere aprender a hacer cestos de mimbre, hay personas que quisieran dinero, fama, cosas mundanas y mi yo de las matemáticas quiere aprender a ser un buen cestero, y hacer cestos de mimbre es un yo fantástico como podéis comprobar.

Esta canción me la enseñó otra parte de mi yo, puede que fuera hace más de 18 años estoy casi seguro de ello, porque a mí me han enseñado muchas canciones que hoy considero importantes, de hecho no había un yo y otros yo que convergen y orbitan en mi yo sin todas esas canciones, y desde siempre estas canciones me acompañan me dicen y me forjan y me hacen recordar ese yo inicial, del que tanta sabiduría emana y que hace que mi yo y esos otros yo sean parte importante de un yo absoluto que no puede ser porque constantemente necesita fragmentarse en esos yo.

Es por todo ello que me pregunto ¿Qué he perdido yo? No tengo respuesta, no me voy a molestar en preparar una respuesta, soy un yo de lluvia en una calle de París, tal vez sea un viento meciendo unas cuerdas que por casualidad plantean el yo de otros yo, pero seguiré sin ser respuesta, es posible que jamás tenga un Unicornio azul, tampoco de otros colores, posiblemente ni mi yo ni esos yo directamente relacionados lo merezcan, esos juicios los tendrán que hacer otros, de momento yo y mis yo somos París pero podemos ser infierno, cielo, orilla del río, Teruel, muro del viejo castillo o tal vez bosque encantado de luciérnagas y Elfos que en conjunto forman otro yo o pueden ser esos yo que todavía no comprendo.

Es muy posible que si tuviera un Unicornio, lo hubiera perdido, tengo cierta tendencia a perder las cosas ¡No! Tengo cierta tendencia a no conservar las cosas que es distinto, por eso no solo yo soy un yo, por esos hay muchos yo, pero no puedo conocerlos a todos, por eso mi yo más sensato tiene razón y en la sencillez de aprender a hacer cestos de mimbre esté la clave.

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