Escribe tu último
poema
y cálzalo con tu
renuncia;
anuncia tu nueva
derrota
y vuelve a empezar, que ese es tu sino.
Es la mano
La bella rama del día
Floreciendo con dedos
Suave como el arrullo
de la paloma
Que ni atrapa el
viento,
Ni arresta el agua.
Pero se aloja en el espacio
He visto relumbrar el
puñal
Desenvainado entre la
desconfianza del lobo
Semejante al juicio
final
He visto brillar la
estrella de la tentación
En el negro perfecto
De los ojos del hombre encapuchado
estrofas de poemas árabes contemporáneos
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