jueves, 17 de noviembre de 2011

TU Y YO SOMOS CIERZO




Noches de verano con intenso azul y madrugadas de sentires malva. Vientos y palabras entre Saiz y Dídac.


Las diez y media, nunca entiendo porque salgo tan tarde de casa. No entiendo esa manía que está tan aposentada, de cumplir un extraño ritual, de camiseta pantalón y chanclas. Como si cada noche, ese ritual fuera imprescindible, y sin él, nada fuera lo mismo. No entiendo si moto o coche; no me paro a pensar y eso me hace no entenderlo todavía más si cabe. De repente los últimos ajustes, pantalón,  cartera llaves, pensamientos desordenados y un efecto de de auto-complacencia, que de verdad no entiendo. ¿En que pienso? , no pienso en nada, pienso que la camiseta está bien puesta, que he elegido los pantalones adecuados, y no pienso en nada más. Soy un convencional, maldito convencional –sobre todo- ¿Qué me han hecho los convencionales? Nada no me han hecho nada, ¡Dejo en paz a los convencionales!

Y pese a todo ahí estoy yo, listo con músicas dentro, forjando pensamientos, algunos tan inútiles como la noche en la que me voy a sumergir, como las chancletas que llevo puestas; estoy dispuesto a salir, pero algo es distinto, como si un aroma me invadiera, es como si de repente la luz de la habitación, comenzara un suave parpadeo, casi inapreciable, pero del que mi mente tiene leve consciencia. Los tonos verdosos de la pared se muestran esquivos en la rotundidad del color, se tornan indefinidos, como si a cada golpe de retina, se produjera un cambio. Incluso mis propias pupilas están cambiando, lo sé, lo percibo. La noche clasificada en el principio del ritual, comienza a vislumbrarse distinta, como si un conjunto de armónicos se ordenara y desordenara con inusitada improvisación, como si de repente poco a poco, todo lo que me rodea se embriagara de un movimiento, del que yo soy mero espectador, aunque me empeño en ser un participe principal.

Es como si una suave corriente fuera in-crescendo, y lo que comienza siendo ritual se torna en juego de luces, en claroscuros resultantes de un orden, que se me escapa, y de repente un festival inunda mis retinas, los destellos de millones de formas, de colores que en perfecta simetría avanzan o retroceden, suben y bajan y me rodean, es la imperceptibilidad de un segundo, como cuando una caricia, es fraccionada y sin embargo en el recuerdo dura una eternidad. De repente la oscuridad, esa que tiende a ser una niebla con personalidad propia, esa que asusta, y esa que como un corazón amado nunca se tiene la certeza de ser completamente dominada.

La oscuridad que ya ha convertido el momento en profunda sinfonía, palpable al tacto, muestra la claridad del mensaje, un sombra, pero no esas sombras, que me rodean, cuando la noche es puro vacío, palabras intrascendentes llenas de retóricas consumistas, que para nada llenan parte de mi. Es una sombra y a la vez un reflejo, es como si la constante reorganización de los colores de la pared, hubieran hecho estallar las cuatro paredes de la estancia, abriéndome a un nuevo horizonte donde no veo ni principio ni final, y donde además no hace falta tener medidas que acotan la imaginación. Es cada vez más reflejo y ya no es sombra, mi mente lejos de un aturdido tedio, abre de par en par las ventanas del conocimiento, algo me llena no de interés, no de curiosidad, algo me llena, es como la página del libro, que lejos de adormecerte, te transporta definitivamente al balcón donde eres ya el espectador único de esa maravillosa trama. Un sin fin de pequeños haces de luz, van descubriendo poco a poco aquello, que fija toda mi atención, es como verme yo mismo, como si las miles de palabras pronunciadas, chocaran con un fuego azul, donde un hielo candente dota los momentos buenos de equilibrio. Y finalmente el suelo deja un matiz ceniciento que me permite, situarme de manera tangible ante otro yo, ante otra palabra que vaga por los vericuetos de la penumbra.

“¿Qué haces aquí?”, le pregunté

“Nada, o esperarte. Es lo mismo”, dijo

Un suave manto de azabache cubrió la estancia, era como si miles de brillos bruñidos, nos acompañaran, y de repente: como si un cambio constante de temperatura nos condujera a una complicidad, esas que solo en el yunque de de un viento, que desde la montaña blanca del este, golpea en nuestra cara como si el cincel de un escultor, diera forma no a un rostro, diera forma a un crisol, donde palabras, notas musicales, dibujos, voluntades, timideces y miedos, hicieran innecesaria la piedra filosofal.

Érase que se era, como si de repente miles de rayos de un sol con cuya fidelidad nos sentimos unidos, impactaran en la piel, dejando al desnudo, las caricias de la palabra, y donde al impacto de esa luz, nuestros cuerpos iguales, respondieran con una bocanada de aire, ese que solo los dioses, eligen para hacer colores eternos y palabras infinitas, era en suma, el ver el reflejo de los buscado, lo deseado, lo que se ansía por imposible, y por imposible se va olvidando

“Deseo tanto que llueva” le dije

“Mira el horizonte donde el sol se esconde, como cada día como cada noche”

Y en ese momento mis sentidos, se emborracharon, de mi mismo viento, de la misma voz severa, que produce ese viento, impactando no en mi cara, impactando en mi alma, donde todo estaba dispuesto para ese instante. Me di cuenta porque escuchaba palabras elegantes, sonidos como los míos cuya elegancia me aturdía, vidriaba mis ojos, y hacia que mi piel brillara con los destellos que un amanecer proporciona a los pétalos de una flor.

“¿Demasiado tiempo?”

“Nunca es demasiado, siempre hay una vida y un silencio que asociar”

El viento era ya dueño y señor de todo lo escrito y lo por escribir; transportaba pensamientos, rozaba como si de una caricia de amor se tratara las aguas del gran río, mecía las ramas de los árboles y los campos extendidos en dura lucha contra el árido Hefesto, que pueblan nuestra tierra……Y de repente dos miradas limpias, dos iguales, dos emociones y un leve escalofrío recorriendo nuestra espalda, como si todo un instante de malvas se detuvieran en el fuego de una purna ardiente en el hogar, para escuchar aquello que siempre supimos.

“Tú y yo somos cierzo”.

 

9 comentarios:

  1. Hermoso texto, es una nota de belleza ascendente; no la belleza aplicable a las cosas, sino la profunda belleza (llámese destello malva quizás) de los momentos donde uno tiene la certeza de haberse encontrado con otro reflejo-destello que confirma la Eternidad,

    Cuanto más hermoso cuando esa hebra de amor sucede en un sitio inesperado, como una perla en el medio de un basural. (Ahora soy yo el que se mete con los convencionales, je)/

    Cuando la conversación insípida es sorpresivamente reemplazada por un diálogo de encuentro esencial; alli la tierra se hace sublime, como este tierno y delicado texto.

    Un fuerte abrazo, brindo desde el frutillar por ese encuentro que nunca dejará de suceder (porque el amor es eterno). Brindo con mate cocido por esas dos almas de Aragón, por ese par de vientos.

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  2. Un recorrido de cómplices, de orillas de un mismo río. Un cierzo que une pensamientos, en una noche donde la poesía y la palabra son el elemento embriagador. Las sorpresas de un verano casi en la puerta de casa.

    ¡Bello recorrido de almas que desafían el amanecer con una corriente de pensamientos e ideas, con visiones de una misma edad y sobre todo sabiéndose que obtienen la complicidad por los sentidos, por la música por las palabras y por esos “sentires” que tanto utilizas y que a mí me resultan tan definitorios.

    Solo conozco una parte del libro, pero sé de buena tinta que la otra será un placer leerla. Me ha encantado Didac ¡Besicos!

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  3. Como se nota que eres músico... me ha encantado el caracter pictórico de tu texto, es una descripción de la amistad llena de matices y de mucha ternura. ¿Conoces las descripciones de los acordes de Messiaen? Seguro que sí, me has recordado un poco a él.
    Por cierto creo que tenemos un amigo común, de quien hablas precisamente.
    Un saludo ;)

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  4. ¡Qué bello es encontrar cómplices de palabra!. Cuando se nos dice que somos adictos a todos los males de este siglo, siempre hay gente próxima en años en ideas, con la que te puedes estar hablando hasta las tantas....

    Y qué decir de esta versión de Carmen París, con lo que sé que te gusta, tanto como la Jota de la Dolores en su versión operística. Tienes que hablarnos un día de ella. Teatro Real 2004 ¿Te acuerdas?

    Un besazo

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  5. Y a pesar de ser ya mediodía, la niebla se concentra en torno a mi ventana, se cuela por rescoldos y me rodea. Y así, conforme empieza a envolverme, un estupor recorre mi espina dorsal, eriza mi piel y se desliza por mis pómulos que, poco a poco, se van sonrojando... Será por el todo aguamarina, o quizás por una soñolienta Tierra que me reclama de vuelta a mi realidad, o quizás… quizás lo mejor sea no pensar ya que ni los propios científicos, que han descubierto planetas, agujeros oscuros, quasars, incluso leptones y quaks que constituyen la materia, han conseguido dar total explicación al simple hecho de ruborizarse… Sí, mejor no pensar y dejarse llevar entre claroscuros ;)

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  6. Juan Ojeda

    La belleza tiene millones de vericuetos para entrar en el alma, hay bellezas que se cuela en los poros de la piel, como una bendita fragancia y otras más escuetas que solo pueden ser apreciadas por la vista como único sentido.

    Yo como si de un poema sinfónico y urbano, se tratara, elogio la belleza de la amistad, la de la sencilla palabra acorde con sentimiento y obra, consciente que soy hijo de un valle de viento que bien pudo ser el valle de lagrimas descrito en las apocalípticas guadañas del pecado.

    Y si ese valle aporta la complicidad de un viento, me quedare con los pies colgando en el puente de hierro, sujetando el violín y mirando el Arrabal, sabiendo que la amistad es un violín pero que este no suena sin arco.
    Un abrazo intenso.

    Es tiempo de recogida manzanas en la ribera del Guadalaviar.


    Tatojimmy

    ¿Vergüenza a estas alturas? Disculpa la socarronería aragonesa. No toca sentirla, aquí hay agradecimiento hacia ti por visitar esta, ya tu casa, aquí entre cierzos y vampiros eres bien recibido.

    Los cierzos son como batutas, blanden el aire con la intención de conducir un sueño o tres caramelos de magia, pero lo importante es que la batuta es cómplice del compás, por eso cuando te cruzas con un conjunto de armonías te sientes feliz, con el rumor de esos vientos en la cara.Pero no son los únicos, hay batutas de sensibilidad que por maravillosas se mecen al compás de una maravillosa Catedral mientras un rayo de sol de otoño escribe mediodías en la plaza mayor.

    Un abrazo


    Marcos

    Las almas son esencia de buenos pensamientos, la noche suele ser el escenario de los ritmos de los acordes de luna clara, y el Ebro guarda silencio, porque le gusta escuchar más que hablar, todo eso forja materias sensibles, dos materias que pueden ser tres o cuatros o infinitas.

    Si por algo me gusta escribir sobre los cierzos, es porque la ternura es algo que nos debe resultar viento de normalidad en nuestros rostros. Un beso de cierzo, que contrarreste los levantes húmedos.

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  7. Luzdemercurio

    Un músico pintando pentagramas con palabras. Es cierto que la ternura me es indispensable, cada nota cada acorde, no dejan de ser una caricia. Algunas se depositan suavemente en la piel sin darnos cuenta, otras nos llegan al alma, hay palabras que acarician y acordes que son vientos de amistad.

    Me gusta mucho Messiaen y su capacidad de forjar una sinestesia absoluta, adoro Fantasía para violín, también lo sensual con los pajarillos de Catalogue d'oiseaux; tengo que confesarte sin embargo que mi admiración es mayor por su discípulo Pierre Boulez, Le Soleil des eaux me parece sublime. Me alegra tu visita y esos ámbitos de amistad y ciudad que compartimos. Un saludo.


    Blanca.

    Es un proyecto que bien sabes, está por ahí, en un de esas carpetas de proyectos que se pierden en el mac, que un día abandonan el desván de las carpetas y piden paso. Sobre todo porque La Dolores es una obra de un sinfonismo espectacular, mecer ser conocida, pero no solo la jota, que nos llena por nuestros cierzos genéticos, toda la Ópera es maravillosa. Tanto en partitura como dramaturgia. Tomo nota.

    Como olvidar ese octubre y esa batuta de Antoni, con el recitativo del barítono y su “venga la jota”, maravilloso momento. ¡Gracias por recordarlo! Un beso.


    Saiz

    Y qué decir cuando la niebla es una sonata, de ritmos, de jota, de cálculos de estructuras, de genética de vampiros o de silencios, de dos ciudades, de amigos, de palabras oportunas, de desalientos vividos, y de equipajes por construir.

    La vida cabe en un silencio, que cautiva cuando suena, lo demás son teorías ajenas que nunca sirven para lo propio, al final cada uno piensa que tiene una solución para otros, que en realidad es una partitura de piano, hace falta pasarla a orquesta. Mejor no pensar, y mecer cuerda con allegros y adagios de silencio.

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  8. La combinación de colores, sonidos, silencios y emociones ha dado como resultado un texto redondo, un rosetón de catedral del que, por su intimidad, sólo vemos el reflejo en el suelo laberíntico pero no alcanzamos a tocar el vidrio, la piedra que talla el sello de Salomón. Has desbrozado la maleza de los sentimientos para que pueda correr el viento y tras de él nuestras pupilas, colarnos por un momento, voyeurs, en lo privado, para luego salir igual que el cierzo, con Carmen Paris de la mano. (De la que por cierto me encanta su versión de Mediterráneo)

    Un abrazo

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  9. Aníbal

    La amistad siempre está llena de colores, sonidos, silencios y emociones, la poesía y los poetas siempre son certeros con todos los vientos que mecen el sentimiento y la amistad. Son noches de palabra, de recorridos por miles de catedrales de luz e ideas, de expresión y punto de vista sobre esas cosas que nos rodean, las que nos placen y las que nos contrarían.

    ¡Qué grande es Carmen Paris! me gusta muchísimo en todo su trabajo tanto en raíces aragonesas como en versiones de otros grandes temas, en Mediterráneo mece las cuerdas vocales sin perder su estilo y haciendo muy suya la versión. Te recomiendo su versión su versión de Romance de la Luna, Luna.

    Un abrazo Aníbal

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